Era más grande el muerto – Luis Miguel Rivas

 

 

“El mundo es una cadena de chichipatos detrás de cuatro o cinco duros de verdad.” P.27

“Era más grande el muerto”, la primera novela de Luis Miguel Rivas, compila el universo del Rivas de los cuentos, en el que los temas relacionados con la violencia, la droga, la búsqueda del sentido de la vida, el impacto que tienen las dinámicas del narcotráfico en la sociedad y ese lado humano que se esconde en cada individuo, esté metido en ese mundo o no, que hace tener una perspectiva realista y cercana con lo que se está leyendo; toman forma y se convierten en una grata experiencia de casi 400 páginas.

El libro tiene historias entrecruzadas de 3 personajes principales: Manuel, la voz narradora del texto, quien en medio de una borrachera recordando a un amigo muerto, reconoce los tenis que tenía su amigo el día de su muerte en un joven que está en el mismo sitio donde él está tomando; luego de cruzar miradas con el joven y muchas más miradas hacia los tenis, Manuel se vuelve amigo de Yovani, quien termina confesándole que los tenis sí eran de su amigo muerto y que se los había comprado a un señor que vendía ropa de muerto. Manuel en su afán por destacar entre el combo de su barrio y también de tener ropa de marca y barata, decide comprar también ropa de muerto con un contacto que tiene su nuevo amigo Yovani. A partir de ahí empiezan las aventuras y desventuras de Manuel y Yovani en su carrera por conseguir dinero, tener una buena “mecha” para despertar la envidia de las personas del barrio y sentir que son alguien en la vida.

Efrem Jaramillo, o “Don Efrem” uno de los dos grandes capos de la ciudad de Villalinda, dueño del club Atlético Villalinda y de la hacienda La Amistad, donde vivía y hacía fiestas multitudinarias. La vida de Don Efrem cambió en el momento que conoció a Lorena Botero White, una hija de una de las familias más ricas de Villalinda, pero que vivía sola en un barrio de clase media. Se conocieron en una fiesta organizada por uno de los sicarios de Efrem, allí entablaron conversación, pero Lorena no se abrumó por la presencia de Don Efrem, mientras él sí quedó deslumbrado y obnubilado por la presencia de la mujer. A partir de ahí, Lorena se convirtió en la principal obsesión de Efrem, tanto que contrató a un profesor que le enseñara modales, a comportarse en público y a escribir poemas para poderle agradar a Lorena.

Los otros personajes son La Chinga y Hermosura, dos de los sicarios más respetados de Don Efrem. La historia de estos dos comienza cuando ven a El Gurbio, uno de los sicarios más hábiles y peligrosos de Efrem, al que habían matado hace pocos días, de nuevo caminando en el mundo de los vivos. Luego de ese momento, esa chaqueta Gucci Roja y esos Adidas rojos se les aparecen en diferentes partes de Villalinda, aumentando su paranoia y obligándolos a buscar al Gurbio en diferentes partes para confirmar su muerte.

El libro combina las historias de estos tres personajes, muestra aspectos de la época de los 80 y 90 cuando el narcotráfico y la cultura alrededor de él dictaban las normas sociales y económicas de Colombia, muestra también un lado humano de dos jóvenes expuestos a los encantos de ese mundo (Yovani y Manuel) que hacen todo lo posible por encontrar una manera de ganar dinero, de trabajar con “El Patrón”, a la vez que se muestran algunas situaciones típicas de la sociedad de ese entonces. A don Efrem le corresponde personificar al “Patrón”, el mandamás de las calles que pavimento su camino al éxito con muerte y violencia. Sin embargo, es el personaje al que todos admiran y desean ser como él. La Chinga y Hermosura son ese eslabón intermedio entre lo que quieren Yobany y Manuel y lo que es Efrem. Ellos también se convierten en una gran fuente de historias y vivencias jocosas que reflejan el mundo del narcotráfico en su cara más violenta.

En general el libro está lleno de momentos jocosos, de un humor negro que busca encontrar ese lado humano y surreal de ese mundo violento del narcotráfico. Cada experiencia de Manuel por encontrar trabajo o conseguir dinero, se convierten en algo cotidiano que le puede pasar al vecino, a un conocido o  a nosotros mismos. Las historias de La Chinga y Hermosura discurren entre diálogos llenos de humor, situaciones llevadas al extremo y una constante posibilidad de que todo termine en una gran balacera. Efrem es el reflejo de aquel joven que creció con el deseo de tener dinero y poder, y que cuando al fin lo consigue, mide su mundo en dinero o muertos.

El único problema del libro es que a veces se vuelve repetitivo, lleva un ritmo cronológico de los sucesos, pero llega un punto en que esa línea del tiempo se rompe y empieza a saltar entre hechos ya contados que son relatados nuevamente, o algunos episodios que cambian de perspectiva pero narran los mismos hechos. Igualmente está la presencia de un cuento de “Nos vamos a ir como estamos pasando de bueno”, libro anterior a este, en el que se narra la historia del encuentro entre Lorena y Efrem en la fiesta de Salsa. A pesar de esto, el libro sigue siendo uno de los mejores que he leído en el 2017 y una buena manera de describir el mundo del narcotráfico sin centrarse tanto en la muerte, la venganza y el dinero; estos elementos siempre están ahí, pero solo como ambientación de una historia amena, que atrapa fácilmente y es divertida de leer.

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