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En el libro El fin del poder, el economista Moisés Naím presenta un panorama de los cambios paradigmas en cuanto al ejercicio del poder que han empezado a evidenciarse en los últimos años. Para reflejar el estado del poder actual utiliza ejemplos que van desde los gobiernos nacionales, las relaciones internacionales, el mercado mundial, hasta las religiones; todos estos análisis los enmarca en tres grandes conceptos que define como fundamentales para este cambio en la forma de ejercer el poder.
Estos tres conceptos, a los que el autor se refiere como las tres M, son:
Más: La revolución del más se enmarca en que cada día existen más personas en el mundo, más productos, más países, más partidos políticos. Todo este aumento de población, bienes y elementos de cohesión sociales y políticos; hacen que cada día aumenten las opciones de identificación con nuevos paradigmas, que aquellos partidos, religiones y empresas que tradicionalmente han dominado sus sectores en específico vean cada vez más difícil ganar nuevos adeptos, así como conservar los que ya tienen. En palabras del autor: “Cuando las personas son más numerosas y viven vidas más plenas, se vuelven más difíciles de regular, dominar y controlar.”
Movilidad: La revolución de la movilidad está basada en la facilidad que existe actualmente para que las personas se desplacen de un país a otro, pues ahora los problemas para instalarse en un país y los costes de hacerlo, son mucho menores que hace 20 ó 30 años, donde irse a vivir a otro país era considerado más una hazaña heroica que una decisión enmarcada dentro de las decisiones normales que puede considerar un ser humano a lo largo de su vida, cuando ve posibilidades de triunfar en otro país, o simplemente quiere irse a vivir a otro lado. Esta revolución de la movilidad ayuda a que los bienes y servicios sean prestados con más prontitud cada día; al igual que ayuda a la subcontratación de empleados en países con unos salarios más bajos y una mano de obra menos formada, que tiene menores exigencias. El autor al referirse a esta revolución, indica que su principal efecto en el poder se basa en la facilidad que tienen las personas para emigrar de su territorio, lo que hace que las fronteras sean cada vez más porosas y la población más fluctuante, por lo que se tiene un menor control del territorio y un menor poder sobre las personas que allí habitan, pues están en total libertad de salir de él, si lo desean.
Mentalidad: La última revolución que Naím identifica es la que tiene que ver con la mentalidad, que según él, radica en aquel cambio en la manera de pensar que tienen las nuevas generaciones, pues ya no aceptan las instituciones tradicionales tan abiertamente, y buscan una razón lógica para seguir creyendo en su país, su religión o en su empresa. Esta revolución ha traído consigo el emprendimiento y una serie de ideas innovadoras que aparecen en todos los lugares del mundo, con un mismo potencial de desarrollo e impacto en la sociedad. Según el autor: “la revolución de la mentalidad engloba profundos cambios de valores, criterios y normas. Refleja la creciente importancia que se atribuye a la transparencia y los derechos de propiedad, así como a la justicia en el trato que la sociedad da a las mujeres, las minorías étnicas y de otro tipo (homosexuales, por ejemplo) e incluso los accionistas minoritarios de las empresas.”
Luego de definir estas tres revoluciones, Naim las aplica a los diferentes ámbitos del poder. Al interior de un país se hace más difícil ejercer el poder porque ya hay un mayor sentimiento de unidad y descontento general cuando no se hacen las cosas bien por parte del gobierno; ahora las protestas y marchas son más comunes, y los límites al poder son impuestos por la misma población, cuando se muestra en desacuerdo con las decisiones tomadas por sus mandatarios.
También habla de la guerra contra los hackers y ciberactivistas, que ha entrado en auge en los últimos cinco años con grupos como anonymous y células de espías contratadas por diferentes gobiernos para atacar a otros. En este caso el poder se vuelve más difuso porque las guerras ya no se libran en campos de batalla con enemigos identificados con insignias y uniformes, esta guerra es virtual y se puede hacer desde kilómetros a la distancia.
De igual forma se hace mención a otros ámbitos como la política internacional que ha pasado de una unipolaridad en cabeza de Estados Unidos, a una bipolaridad en la cual países pequeños e incluso ONGs pueden entorpecer decisiones de bloques de países poderosos; haciendo que el poder internacional. Y sigue así con otros temas, que no voy a tratar en este escrito para que se interesen por leer el libro, entre los otros temas están: el poder de las grandes empresas y el poder de las religiones.
Por otro lado, luego de leer el libro, me he puesto a pensar en la forma en que el poder se ha visto afectado y cómo las personas que están acostumbradas a detentarlo se pueden defender y he sacado también una teoría de las contra-revoluciones o la forma en que se pueden contrarrestar las revoluciones que Naím plantea en su texto.
Más: El poder también puede crear sus propias revoluciones del más, pero teniendo en cuenta que en el fondo, todas las cosas que cree sirven al mismo dueño. Por ello pueden proliferar diversas empresas en un mismo sector, diferentes partidos políticos, diferentes cadenas televisivas, etc.; que son controladas por una misma fuente, pero hacen creer a las personas que son independientes. Como la imagen que se presenta a continuación, en la que se muestra a los grandes dueños de los principales medios de comunicación en el mundo y qué cadenas controlan; al final todo se resume a 6 grandes empresas, que manejan a todas las demás
Foto tomada de: http://www.ifj.org/fileadmin/images/EFJ/SUFJ_2014/European_Media_Tycoons.jpg
Movilidad: Para nadie es un secreto que ahora es más fácil salir del país e ingresar a otros para establecerse, figuras como el asilo político o simplemente el acudir a países cuyas políticas migratorias sean más laxas, hacen que establecerse en un nuevo país sea menos engorroso y factible para muchos. Pero esta facilidad no aplica para todos, cada semana los medios de comunicación, especialmente los europeos, presentan noticias de naufragios de inmigrantes africanos que mueren en el camino a países como España o Francia. También se presentan políticas en países que se oponen a la inmigración como las expresadas recientemente por el candidato a la presidencia de Estados Unidos Donald Trump, quien ha planteado una “guerra” abierta a los emigrantes mexicanos e hispanos que viven en ese país, acusándolos de narcotraficantes y fuente de problemas. En resumen, puede haber facilidades para viajar de un país a otro, pero las políticas de cada país y la manera en que la población trate a los recién llegados, son fundamentales en el proceso de aceptación o rechazo que experimenten aquellos que abandonan su país por buscar nuevas oportunidades en otro.
Mentalidad: En cuanto a este tema, puede existir un gran dilema en lo que concierne a cuál mentalidad se está tratando; pues si bien hay algunos valores que se han vuelto universales y unas ideas básicas como democracia, derechos humanos y libertad de prensa son aceptadas globalmente, existen países en los cuales estos conceptos son concebidos como adorno, pues no son respetados. Adicionalmente, en los medios y algunas culturas se “bombardea” al público con otra mentalidad, la mentalidad de mundano, lo banal, aquella que se preocupa más por las apariencias que por el contenido, la que te muestra 10 minutos de noticias políticas y 40 minutos de noticias de entretenimiento; aquella que hace que las preocupaciones de las personas se reduzcan al nuevo novio de la estrella juvenil de moda, o al matrimonio de actores que se separó por una infidelidad.
Para terminar, Moisés Naím habla de las formas en que se puede afrontar la pérdida de poder y los beneficios que esto puede traer a la población en general; dentro de los beneficios se encuentran el fortalecimiento de los partidos políticos, el aumento de innovaciones políticas, de innovaciones tecnológicas y comerciales, y una nueva visión del mundo. Como reflexión personal, diría que el poder sí ha cambiado, tal vez afectado por la gran cantidad de personas, empresas, partidos políticos que existen en la actualidad; tal vez por la facilidad de transporte entre países y la reducción de las barreras para la inmigración; o tal vez porque la mentalidad de las personas ha cambiado. Pero, en general, todo ha cambiado por la inmediatez de los tiempos actuales: ahora la revolución dura un mes y derroca con éxito al monarca, ahora las convocatorias para realizar una marcha pueden reunir en un día miles de personas; y lo más importante de todo, ahora el poder está más fragmentado; la sociedad misma ha creado modelos incluyentes en los cuales no hay un dominador absoluto, sino una serie de personas, sociedades y países que, en su afán por democratizar todas las decisiones, otorgan el mismo poder a todos sus integrantes, haciendo más difícil obtener una ventaja absoluta frente a los demás, y evitando el despotismo en todos los ámbitos sociales, políticos y económicos. Para finalizar quisiera decir que el poder es como la energía: no se crea ni se destruye, sino que se transforma; como lo dice Naím, no está tan concentrado, pero siempre va a existir el mismo poder, sólo que ahora tiene sus partículas más dispersas en todo el universo, y la tendencia natural es a que éste se tienda a acumular y focalizar.